Alex – Blake – Hunter

Orgullosos de haber sido expulsados un trimestre entero

El Chivato de Cojones y Jon Hamm

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El domingo por la noche, tras despedir a Hunter y a Melissa Sue (y a su novio bakala, Sergio), Alexandra se fue a dormir a casa de Alejo, su novio engominado de camisa rosa. Yo me quedé sólo en casa. A mí cuando me dan esa libertad me vuelvo loco. Barajé dos posibles ideas: poner trampas por toda la casa para atrapar a los ladrones como Macauly Culkin o encerrar en el armario a Ricky Martin, bajarme los pantalones, untarme mermelada en la polla y ofrecérselo a mi perrito. Al final opté por ponerme el primer capítulo de Mad Men, que le tenía muchas ganas.

Mad Men es una serie muy aclamada por la crítica (me encanta usar esta frase) que habla sobre los cambios sociales en la América de los 60 usando al personaje y entorno de un publicista muy hijo de puta. En cuanto vi al protagonista, Jon Hamm, supe que la serie me iba a gustar aunque sólo tratase de ese señor mirando la pared. Más le vale al padre de Hunter homosexualizarse ya o lo cambio por Jon Hamm.

Me gustaría explicaros un poco más de la serie, pero no pude ni ver medio capítulo. De repente empezaron a sonar atronadoramente canciones dance los 90: Saturday Night, Pump up the jam, Scatman…¡todas! Pensé que Technotronic y Whigfield se habían mudado al barrio, pero tras meditarlo un poco caí en que, como no podía ser de otra manera, el estruendo vintage venía de casa de CheChé. CheChé y su amiga Crystal viven ancladas en los 90. Lo más natural sería que viviesen ancladas en los años del Charleston, que es cuando eran mocitas, pero como se quitan décadas de vida tiene su lógica. Las dos caraduras dicen que el mismo día que Brenda y Brandon Walsh llegaban a Beverly Hills ellas recién acababan el COU.

Como estaba enemistado con CheChé me aguanté las ganas de subir y aporrearle la puerta. Después de media hora de horror noventero no pude más y subí dispuesto a asesinarla. CheChé me abrió la puerta en mayas. El impacto de ver sus dos jamonorros embutidos en unas mayas de lycra brillante pudo más que la rabia y me quedé petrificado. Sin habla. Sorprendentemente, me invitó a pasar muy sonriente. Algo tramaba. Allí dentro estaba Crystal, sudando como una gorrina y vestida como Jennifer Beals en Flashdance, sólo que en su versión pesadilla. Me confesaron que habían quedado para jugar al Wii Fit, el juego de consola. Si eso es un juego que baje Dios y lo vea. De toda la vida los vídeojuegos van de darse de hostias, atropellar ancianas o de puercoespines dando brincos. A mí que no me digan que un juego donde tienes que hacer flexiones, abdominales, steps y demás es un juego. A eso, de toda la vida, se le llama ir al gimnasio. Period. Para hacer algo que puedo hacer en mi vida cotidiana no me compro un juego.

Pues resulta que las dos querían rebajar ese par de toneladas (ellas dijeron kilitos) que les sobraba. A los diez minutos de darle al step se estaban cagando en la madre que parió al señor Nintendo. Aparcaron la Wii en un rincón, sacaron el booze a granel, un CD recopilatorio de dance de los 90 y se pusieron a recordar sus ‘primeros’ bailes en las discotecas. Extrañamente hospitalarias me ofrecieron Bailey’s y lomo embuchado que un primo de Crystal había traído de un pueblo de Jaén. Toma mezcla. Dije que no, por supuesto, no fuese que estuviese envenenado. Y aquí fue cuando CheChé me dijo ‘¿Y bien?’. Crystal quitó la música de golpe y las dos se me quedaron mirando muy serias. Vi pasar toda mi vida en segundos. Hasta me pregunté qué harían con mi cuerpo una vez asesinado. Obviamente no podrían cargar conmigo y enterrarme, que estas dos acaban deslomadas. Seguro que me descuartizarían como hace Dexter y me tirarían al Manzanares. Luego me haría tan famoso como Rocío Wanninkhof o las niñas de Alcàsser. Harían una tv movie de mi vida. Tuve tiempo hasta de pedirle a Dios que mi papel lo interpretase Paul Rudd (tampoco pedía tanto) y no Tori Spelling. Tragué saliva y contesté a la pregunta de CheChé: ‘Vengo a pedirte disculpas por tratarte de loca en mi blog’. Entonces, se levantó, se dirigió al equipo de música, le dio al Play y empezó a sonar el Saturday Night. Me tendió su mano y me dijo muy circunspecta: ‘¿Sabes bailar el Saturday Night?’ – Y yo, muy serio: ‘No, no lo sé, sólo sé bailar el Macarena y un poco el Aserejé. – Y ella: ‘Tranquilo, yo te enseñó’

Y así, con los tres bailando el Saturday Night, CheChé y yo nos reconciliamos. Hasta que lea este post, claro.

Al bajar a casa, me llama mi madre, Mrs. Carradine, abochornada total. Resulta que mi padre, Mr. Carradine, fue pillado con las manos en la masa en uno de sus hurtos vecinales. Que mi padre es un ladronzuelo es algo que mi madre y yo ya sabíamos hacía tiempo. Desde que se jubiló sólo encuentra solaz en las telenovelas, los reality shows y el hurto. Los primeros indicios que tuvimos de su cleptomanía fue ésta Navidad pasada. Descaradamente mangó un Santa Claus que decoraba el jardín de unos vecinos de un par de calles más allá. Y con todo el chichi del mundo lo plantó en el nuestro. Y no sólo eso, llamó al vecino hurtado para que se pasase por casa a ver el Santa Claus que había comprado. Así es mi padre: No fear, jugándosela, adicto a la adrenalina. Luego se pasó al hurto flora y fauna. A la que puede arranca plantas o flores y las transplata en casa. El vecindario sólo respira en paz cuando están dando las telenovelas de la CBS y America’s Next Top Model, su, inexplicablemente, reality show favorito. El resto del tiempo hay un serial thief suelto en el barrio.

Tenía que pasar un día, y el sábado pasado, el perrito de nuestra vecina Mary Beth lo pilló in fraganti intentando arrancar su buzón de correo. La razón por la cual quería ese buzón aún se desconoce. Pillado, mi padre intentó silenciar a Cojones (sí, se llama así, Cojones) sutilmente: a patadones limpios. En cuanto vio a Mary Beth salir gritando como en el chiste de Mistetas: ‘Mi Cojones, mi Cojones’, mi padre salió por patas, pero no sirvió de nada. Al rato tenía a la patrulla vecinal en casa. Los vecinos sumaron dos más dos y dedujeron que mi padre era el serial thief que los había estado aterrorizando. Obviamente mi padre mintió y se hizo el ofendido. Por poco no les saca el rifle si mi madre no lo detiene. No tienen pruebas en contra de mi padre, pero a la próxima block party no lo invitan, eso seguro. Que se anden con ojo ese día, que me da a mí que les va a desaparecer toda la comida. Y el perrito Cojones que se vaya despidiendo de su amos, que mi padre dice que se va a comprar el gato más desquiciado como mano ejecutora en su venganza en contra del chivato de Cojones.

Y me acosté tempranísimo, que al día siguiente tenía que coger un vuelo para ir a Barcelona por cosas de trabajo. Poco sabía yo que aquella noche de lunes iba a vivir lo mismito que Tom Cruise en ‘Eyes Wide Shut’.

xoxo

Blake

Written by blakecarradine

junio 26, 2008 a 9:38 am

4 respuestas

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  1. Oh, Paul Rudd… es tan mono… le quiero…!!!

    hunterfox

    junio 27, 2008 at 8:14 am

  2. Adoro a Michael C. Hall, lo adoro casi tanto como a David Fisher.
    Y también me gusta Tori Spelling, más que el otro.

    No tengo Novia

    junio 27, 2008 at 2:56 pm

  3. Vaya bajada de pantalones la tuya con CheChé. Ahora tendrás q volver a hacer el paripé cuando lea este post aunq a lo mejor el efecto de la caña de lomo con Baileys hace q se olvide de todo. Pq mezclar todo eso con la Wii no puede ser bueno!!

    Por cierto, ya me he ehecho fan de vustro blog y estoy deseando q os hagais famosos y saqueis un libro. Y sí, Blake, q te interprete Paul Rudd q mola un huevo

    QuijoteX

    junio 27, 2008 at 7:28 pm

  4. No tienes Novia: A nosotros Michael C. Hall nos pone mucho cuando ata a sus víctimas con papel de embalar y los corta con su escalpelo. Cuando era David Fisher nos gustaba más su novio y los ligues que se iba follando a lo largo de la serie.

    QuijoteX: Muchas gracias. El día que saquemos el libro te lo firmaremos gustosos. Y sí, me bajé los pantalones con CheChé, pero prefiero eso a que acabe escribiéndome puta en el buzón y esas cosas de vecindario valenciano.

    blakecarradine

    junio 28, 2008 at 6:44 pm


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